Patriotas cubanos encarcelados en EEUU.
Argumentos
de Cuba
Isabel
Allende, Embajadora
de Cuba en el Estado español
Intervención
inicial en Conferencia de Prensa del 15 de Abril de 2003
Estimados
señores:
Desde
hace varios días los acontecimientos internos en Cuba vienen ocupando gran
parte de la atención de los medios en España. Acaparan tanta atención que se
han convertido en un tema de la política interna española. Es evidente el
interés del pueblo español por Cuba, los enormes lazos de todo tipo que
unen a españoles y cubanos. Por tanto parecería lógico que cualquier cosa que
suceda alrededor de nuestro país despierte atención en España. Lo que no
parece lógico y provoca grandes dudas y sensibilidades en la gran mayoría
del pueblo cubano es la forma inusualmente desmedida, insultante, manipuladora y
parcializada con que se presentan en España los acontecimientos internos de
Cuba. Es ello lo que motiva esta convocatoria con el propósito de reiterar
algunos de los aspectos más importantes de la información brindada por el
Canciller Felipe Pérez Roque en conferencia ante la prensa extranjera
acreditada en Cuba.
Abordaré
por tanto aquellos relacionados particularmente con los juicios sumarios a 75
ciudadanos cubanos que trabajaban en contra de los intereses de la seguridad del
estado cubano y en connivencia con los Estados Unidos. Abordaré también
algunos elementos relacionados con la sentencia de pena de muerte a los tres
piratas secuestradores de la lancha Baraguá.
Creo
que todos ustedes conocen las circunstancias especiales en que vive nuestro país.
No les voy a cansar mucho con ellas, pero es bueno recordar que Cuba es el único
país del mundo que vive hace más de cuarenta años la anormal situación de
ser un país sometido a un férreo bloqueo, que le ha ocasionado pérdidas
materiales por alrededor de 70 mil millones de dólares; que ha sufrido entre
1959 y 2001, 697 actos terroristas, en los que han perdido la vida
3.478 personas y 2.099 han sufrido afectaciones a su integridad física. Si
desean comprobar estos datos, pueden buscarlos en el Informe presentado
ante el Comité correspondiente de Naciones Unidas, bajo el título de
“Informe de Cuba de conformidad con el párrafo dispositivo 6, de la Resolución
1373 (2001) del Consejo de Seguridad”.
El
22 de abril conmemoraremos el asesinato de una mujer que trabajó aquí en esta
Embajada y murió, junto a otro compañero, víctima de un atentado con bomba a
nuestra Embajada en Portugal. No estamos hablando por tanto simplemente de
cifras, de muchas de esas víctimas conocemos muy bien sus rostros. El 11 de
septiembre de 1983 moría en un atentado en Nueva York un diplomático
cubano en Naciones Unidas. 10 años después del golpe de estado en Chile y 18 años
antes del cruel atentado terrorista a las Torres Gemelas en esa propia ciudad.
Podemos citar también más de 600 planes de atentados y asesinatos contra el
Jefe del Estado cubano. Podemos recordarles que cuando todos estos intentos no
hicieron mella en la unidad del pueblo cubano y en sus propósitos de construir
una sociedad distinta, donde imperara la igualdad y la justicia social, los
enemigos del régimen social existente en Cuba, de la Revolución Cubana y por
ende de la independencia y del socialismo en nuestro país, vieron los cielos
abiertos con la caída del campo socialista europeo y del Muro de Berlín.
La
decisión fue reforzar el muro de bloqueo a Cuba, con medidas muy concretas y
efectivas. Comenzaron con la enmienda Torricelli en 1992; fortalecieron la ayuda
a las organizaciones terroristas cubanas asentadas en Estados Unidos,
principalmente a la Fundación Nacional Cubano Americana, extendieron sus
tentáculos a Europa, sobre todo a aquellos lugares que habían servido de
refugio a los que abandonaron Cuba por su identificación con la sangrienta
dictadura de Batista o por sus vinculaciones con los elementos terroristas que
en aquellos primeros años, con armas y dinero de Estados Unidos, organizaron
bandas armadas y sabotajes de toda índole. Al calor de la euforia que
significó lo que muchos consideraron el fin de la historia, el derrumbe de los
países socialistas de Europa del Este, era necesario acabar con el socialismo
en el hemisferio occidental. Una verdadera cruzada comenzó entonces, apareció
en España la filial de los terroristas de Miami: la Fundación Hispano Cubana;
aparecieron otras organizaciones, cuyo único fin no es otro que el derrocar el
régimen cubano. No tengo temor a usar la palabra que peyorativamente usan
otros, en Cuba hay un régimen socialista que los cubanos han demostrado decisión
de defender, no sólo en lo que constituyó en la práctica un gran referendo
hace unos meses, sino con el sacrificio que ha comportado las dificultades económicas,
consecuencia de la pérdida de nuestros mercados y del reforzamiento del
bloqueo.
A la ley Torricelli siguió la Ley Helms Burton. Se habla mucho de los capítulos III y IV de esta ley que merecieron `primero el rechazo y luego el llamado “entendimiento” de Europa. Poco se comenta y se conoce que esa ley tiene otros dos capítulos, el primero y el segundo, dignísimos continuadores de la enmienda Platt abolida en los años 30, por lo que significan de injerencia en los asuntos internos cubanos, incitación a la subversión y preparación de las condiciones para propiciar el derrocamiento del régimen socialista que los cubanos queremos tener, al amparo del derecho internacional, en la Carta de Naciones Unidas y en la de la OEA, organización de la que no somos miembros (aunque parece que tampoco se conoce que una de las primeras medidas que tomaron los yanquis con la connivencia de los gobiernos latinoamericanos de entonces fue suspender la membresía de Cuba en esta organización). La ley Helms Burton es la sombrilla que ampara al gobierno de los Estados Unidos para organizar, financiar, proteger, aupar, unificar, organizar a grupos, bandas, individuos, mercenarios que sirvan a los intereses de los Estados Unidos de atentar contra la estabilidad y la seguridad del estado cubano, a distribuir y propagar informaciones falsas, a desestimular la inversión extranjera en Cuba, a impedir el desarrollo económico de nuestro país, en fin a facilitar la aplicación de la política de estrangulamiento económico que significa el bloqueo, para acabar con un país independiente a 90 millas de los Estados Unidos.
La
ley la pueden encontrar fácilmente. Les pido que la consulten. Muchos abogados
españoles la conocen con el objetivo de proteger los intereses de España que
pudieran verse afectados. Vean la Sección 109: “Autorización del apoyo a los
grupos democráticos y de derechos humanos” y la 115 “Repercusión de esta
ley sobre las actividades lícitas del gobierno de los Estados Unidos”. Esta
ley no inhibe el apoyo que se da por otras vías y por eso la propia ley dice
que “nada de lo dicho aquí.....prohibe ninguna de las actividades de
investigación, protección o inteligencia jurídicamente autorizadas de un
organismo encargado de hacer cumplir la ley o de un organismo de inteligencia de
los Estados Unidos”.... Así, podemos decir que los Estados Unidos han
dedicado buena cantidad del dinero de sus contribuyentes al financiamiento de
las actividades de todo tipo contra Cuba, desde la propaganda de Radio y TV Martí,
hasta las bombas que han matado a cubanos y no cubanos. Recordemos a Fabio
Di Celmo, el joven turista italiano asesinado por los terroristas en un Hotel de
La Habana el 4 de septiembre de 1997.
Son
cifras verdaderamente millonarias las dedicadas a esto. Sólo una para citar un
ejemplo: el cubano Adolfo Franco, administrador para atender América Latina y
el Caribe en la Agencia de Ayuda al Exterior de Estados Unidos (USAID) declaró
el 27 de febrero de 2003 ante un subcomité de Relaciones Exteriores de la Cámara
de Representantes, que esta agencia había invertido 22 millones de dólares
para poner en práctica la Ley Helms Burton en Cuba. Esta propia agencia ha
declarado que esto es sólo una mínima parte de lo que se dedica a la subversión
en Cuba. Esto es sólo un pálido retrato de todo lo que se hace contra Cuba,
fomentado por la Sección de Intereses de los Estados Unidos. A trabajar bajo
las órdenes de esta Sección se dedicaban los llamados “disidentes, poetas,
intelectuales, periodistas” que según lo que aquí se dice fueron procesados
y sentenciados por el delito de disentir. Nada más falso. La denominación de
disidentes, acuñada con la misma intención manipuladora que la de los daños
colaterales de la guerra de Irak, es la que se utiliza para encubrir a estos
ciudadanos que violaron las leyes, que cometieron delitos contra la seguridad
del Estado, que trabajaban para una potencia extranjera. Eso que parece
muy duro y radical para algunos, que se asustan cuando se usan los términos
que en nuestro rico idioma son los apropiados para la colaboración con el
enemigo: traición.
Todos
estos ciudadanos se procesaron con respeto al debido proceso y garantías en
virtud de la legislación cubana y de principios generalmente reconocidos y
aprobados en el mundo. 1) Todos conocieron los cargos impuestos y tuvieron
oportunidad de alegar sobre ellos ante de la celebración del juicio. 2) Todos
ejercieron el derecho de contar con una representación letrada. Ejercieron 54
abogados. 44 de ellos ( el 80%) designados por los acusados, 10 de oficio.
3) Todos ejercieron su derecho de ser escuchados en el juicio por tribunales
constituidos. No se creó ningún tribunal especial ad hoc para juzgarlos. 4)
Todos pudieron ejercer sus derechos en vista oral y pública. La ley cubana no
permite la celebración de un juicio, como en otros países (entre ellos Estados
Unidos), sin vista oral. No hubo juicios secretos. Participaron en cada uno un
promedio de 100 personas. No se autorizó la presencia de diplomáticos
porque eso no es parte de sus funciones y privilegios. 5) Los acusados y sus
defensores ejercieron el derecho de aportar pruebas a su favor. 6) Todos los
abogados defensores tuvieron acceso previo al expediente de la acusación. 7)
Todos tienen derecho a recurrir a un tribunal superior. 8) Se ha respetado
escrupulosamente la seguridad e integridad física y moral de cada uno de los
acusados en todas las etapas del proceso.
Los
procesos penales se instruyeron con carácter sumario en virtud de la Ley del
Procedimiento Penal No. 5 de 1977 lo que significa que el Presidente del
Tribunal Supremo tiene potestad para acortar los plazos pero en ningún caso
limitar las garantías. Los cargos y sentencias responden a la aplicación del
artículo 91 del Código Penal cubano, Ley 62 de 1987, que dice “Actos contra
la independencia o la integridad territorial del Estado. El que en interés de
un Estado extranjero ejecute un hecho con el objetivo de que sufra detrimento la
independencia del estado cubano, o la integridad de su territorio incurre en
sanción de privación de libertad de 10 años a 20 o muerte”. Se
aplicaron los artículos 5.1, 6.1 y 7 de la Ley No. 88 de Protección de la
Independencia Nacional y la Economía de Cuba, adoptada cuando se proclamó la
Ley Helms Burton. Supongo que, como bien informados, ustedes conocen que
Cuba no fue el único país que adoptó leyes para protegerse de la Ley Helms
Burton. Lo hizo Canadá, lo hizo México. Nosotros por supuesto teníamos
que adoptar una ley que nos protegiera de todos los capítulos, y muy
particularmente el uno y el dos.
A
pesar de que todo esto ha sido informado a la prensa extranjera en Cuba, los que
no hayan tenido acceso a la conferencia ofrecida por el ministro Pérez Roque lo
único que han podido conocer por diferentes manifestaciones de todo tipo es que
se trata de personas procesadas y sentenciadas por el simple hecho de opinar,
que todos son intelectuales, que ha habido una verdadera persecución de lo más
selecto de la intelectualidad cubana, que son periodistas que pretenden dar otra
visión de nuestro país que no sea la de la prensa oficial. De 37
procesados considerados periodistas, sólo 4 habían ejercido el periodismo en
algún momento de su vida y sólo 14 son graduados universitarios, incluidos
esos cuatro. A ninguno se les ha procesado por sus poemas o su obra intelectual.
Todos se procesan por el delito de colaborar con la aplicación de la Ley Helms
Burton, que se conoce en nuestro país como la ley de la esclavitud.
Otro
acontecimiento que ocupa la atención de los españoles en estos momentos es la
sanción y ejecución de la pena de muerte de tres ciudadanos que cometieron los
delitos de piratería y secuestro de la lancha Baraguá. ¿Saben ustedes que es
la lancha Baraguá? Es una nave pequeña, de transporte público, que se usa
para el traslado de un lado de la bahía a otro. Había cincuenta personas entre
ellas 8 niños y cuatro turistas extranjeras en esa lancha que fueron tomadas de
rehenes. ¿Es o no un acto terrorista el secuestro de naves? ¿Es o no un acto
terrorista la toma de rehenes? No pretendo que se atengan únicamente a las
leyes cubanas. Les pido que revisen los instrumentos, pactos y acuerdos de
Naciones Unidas sobre terrorismo, suscritos por Cuba el pasado año y en virtud
de los cuales se han incorporado a nuestras leyes algunas figuras delictivas,
previamente no contempladas como es el de la toma de rehenes. Sin embargo, en
España parecería que las personas sancionadas por estos delitos no han
cometido más que el de la disensión. Hay algunos medios que dicen que se han
fusilado a “tres disidentes”, otros comentan que “se trata de personas que
querían salir del país en busca de la libertad”, que es lo que quieren
el 80% de los jóvenes cubanos que sólo han conocido la férrea dictadura
cubana (y añado yo que quien ha dicho esto desconoce que esos jóvenes, por el
solo hecho de haber nacido en la Cuba que quiere ser independiente de los
Estados Unidos, están castigados a vivir bloqueados).
Se
obvia que Cuba ha sido víctima de 54 actos de piratería de aeronaves; que
existe una Ley de Ajuste cubano que fomenta la emigración ilegal hacia los
Estados Unidos; que los Estados Unidos no cumplen sus compromisos migratorios
con el otorgamiento de visas; que los Estados Unidos han sido y son cómplices
de todo esto. Comprendemos las sensibilidades de todos los ciudadanos que en
Europa han tenido la posibilidad de abolir la pena de muerte. Nuestra filosofía
puede compartir esas sensibilidades pero debido a las condiciones de particular asedio
a nuestro país nos hemos visto en la necesidad de aceptarla con carácter
excepcional, cuando la gravedad de los hechos, su repercusión y los daños que
origina o pueda originar, deben recibir una condena explícita y ejemplarizante.
Entre estos actos está el asesinato, los crímenes sexuales a menores, el
terrorismo y otros que lastiman la sensibilidad de la opinión pública.
Porque nuestra opinión pública, que es la de un país civilizado, pero
acosado, tiene sus propias sensibilidades. Ningún país es igual a otro,
cada país tiene sus propias características y condicionamientos que no siempre
tienen que ser compartidas, pero que deben y tienen que ser respetadas.
Parecería
que Cuba es el único país del mundo que aplica la pena de muerte. Yo me
pregunto ¿cuántas ejecuciones sumarias se producen en otros países, sin que
la prensa se entere?. En este caso fuimos nosotros los que dimos a conocer
esta información, con estricto apego a la verdad. Habría que preguntarse también
en cuántos lugares de este mundo, donde la pena de muerte está formalmente
abolida, se ejecutan individuos sin ni siquiera la oportunidad de un juicio.
Este tema podría trascender lo legal, pero ateniéndonos a la legalidad tengo
que decir que la aplicación de la pena de muerte en Cuba cubre las siete
salvaguardas que contempla la ONU, que en el caso de la legislación cubana la
toma de rehenes fue incorporada a partir de nuestra adhesión a los 12 convenios
contra el terrorismo aprobados por la Asamblea de la ONU y que la caracterización
del terrorismo y de la comisión de actos terroristas se corresponde
absolutamente con lo acordado por Naciones Unidas.
Se
nos acusa de ser un país incivilizado, de tener una terrible dictadura, feroz,
alguna gente dice que se siente horrorizada por lo que ocurre en nuestro país,
otros dicen que aprovechamos la guerra de Irak, para pasar inadvertidos; que
queremos canjear a los cinco héroes prisioneros en los Estados Unidos, por los colaboracionistas
mercenarios procesados. Algunos piden sanciones y consciente o
inconscientemente, a pesar de decir que son muy críticos de los Estados Unidos,
se suman a la Ley Helms Burton cuando piden que no haya ni inversión ni
cooperación en Cuba; cuando reclaman que se nos castigue, que se tomen medidas
bilaterales, en la UE y multilaterales. No puedo menos que asombrarme de que en
el año 2003 todavía se manipulen los sentimientos y convicciones de la gente
de una manera tan burda, con una campaña tan pérfida. Los que conocen un poco
nuestro país, saben muy bien que Cuba nunca ha enmascarado sus verdaderas
posiciones para alcanzar aceptación o supuestos beneficios. Esa componenda
se nos ha ofrecido en varias oportunidades por algunos ilustres políticos españoles
en su momento y no la hemos aceptado. Cuando el gobierno cubano ha
dicho que se compromete a algo no es por componenda o politiquería barata, sino
porque está convencido que actúa en virtud de los más legítimos intereses de
nuestro país y de nuestro pueblo.
No
hemos sido nosotros los que hemos mezclado la guerra con nuestros asuntos
internos. Si se quiere ver esto con objetividad, recordarán ustedes que los
primeros que utilizaron la guerra fueron los terroristas de Miami que
salieron a la calle con letreros de Irak ahora, Cuba después. Eso es
mundialmente conocido. No hemos sido nosotros los que para desviar la atención
de temas muy complejos y difíciles, hemos introducido en el debate
interno de España los acontecimientos en Cuba, los que hemos incitado, exigido
pronunciamientos de condena, los que han dado como razón para no hacer la
guerra a Irak el hecho de que no se haya hecho la guerra a Cuba. ¿Cómo se
puede ser tan ingenuo? ¿Cómo se puede usar como argumento para combatir una
guerra que no se haya hecho otra? ¿Cómo se puede manipular la vida y el
destino de un pueblo tan ligado a España como el cubano de esa manera?. Por
supuesto que eso no puede menos que indignarnos. ¿Cómo en medio de la
contienda electoral y en búsqueda de ganar votos de una u otra parte, se usa el
tema de Cuba para acusaciones mutuas de los contendientes? ¿ Por qué se hace
esto por quienes dicen que quieren para Cuba lo que tiene España?.
¿Quién
en este mundo tiene derecho a determinar lo que es bueno o no para un país
soberano? Lo hicieron los Estados Unidos en Cuba con la Enmienda Platt,
luego de haber expulsado a los españoles y desarmado al ejército libertador
que sí había ganado con su sangre y su honor la independencia. Lo
hicieron para convertirnos en protectorado primero y en una neocolonia después.
Nos independizamos verdaderamente en 1959 y nos bloquearon y
elaboraron la Ley Helms Burton. Nos amenazan con el favor o no de
intervenir, de ponernos o no en la lista del eje del mal, porque formamos parte
de los oscuros rincones de este mundo, que no tienen el privilegio de estar en
el mundo de los ricos, de los desarrollados, de los que forman la minoría de
este mundo que ha vivido durante siglos a costa de la mayoría.
Nosotros
no vamos a canjear a nuestros Héroes. Los vamos a defender por todos los medios
porque son inocentes. Vamos a seguir su ejemplo. No se doblegaron ante la
propuesta de un juicio pactado. No se prestaron a reconocer un delito que no habían
cometido. Nosotros vamos a afrontar las consecuencias de nuestros actos, como lo
hemos hecho siempre. Vamos a defender nuestro derecho soberano, refrendado en la
carta de Naciones Unidas y otros instrumentos internacionales. No vamos a
permitir, que bajo la supuesta defensa de los derechos humanos y del derecho de
opinión o asociación se nos conculque lo esencial. En Cuba se libró hace más
de cien años la batalla entre el anexionismo y el independentismo. Triunfó la
última corriente. Esa es la que prima en nuestros sentimientos. Vamos a
defender la independencia, porque nos asiste un derecho legal y moral. También
tenemos el deber de proteger al pueblo cubano frente a la agresión abierta o
solapada, tenemos el deber de cumplir el legado que nos dejó Martí, mucho más
cuando conmemoramos el sesquicentenario de su natalicio. Martí, hijo de españoles,
que luchó por nuestra independencia pero no contra España, Martí que minutos
antes de morir dijo que lo hacía para impedir, con la independencia de Cuba que
los Estados Unidos, cayeran con esa fuerza más sobre América.
Creo
que los españoles que dejaron su sangre en Cuba, los que descienden de
aquellos, o los que tienen lazos de parentesco con los que volvieron a aquel
terruño, pueden entender que si algunos amigos de Estados Unidos u otros que no
lo son, consciente o inconscientemente, pueden prestarse a favorecer sus
intereses hegemónicos con Cuba, nosotros los cubanos, estamos dispuestos a
impedirlo. Es un derecho y un sagrado deber.
Muchas
gracias, estoy a su disposición.
Madrid,
15 de abril de 2003