Con
el mundo siempre
ARMANDO
HART DÁVALOS
Después
de leer el artículo Con Saramago
hasta aquí y con Cuba siempre, del prestigioso intelectual Pablo González
Casanova sentí de inmediato la necesidad de escribir estas líneas que llevan
consigo un abrazo cubano, caribeño y latinoamericano para el entrañable amigo
mexicano. Ha sido el más hermoso regalo que he recibido después de escuchar la
intervención extraordinaria del compañero Fidel Castro explicando en detalle
todo este proceso.
Como
se señala muy acertadamente en el mencionado artículo cada cual escoge sus
contradicciones. El valor de las que hemos escogido nosotros está en que
defendemos los intereses de la humanidad frente a los bárbaros
"postmodernos" que están poniendo en grave peligro la supervivencia
del género humano en la tierra y de su milenaria historia.
Vivimos
la crisis ética más profunda de la historia de la llamada civilización
occidental desde la caída del imperio romano y quien no asuma esto con
profundidad, pierde las esencias de la cultura que necesita el mundo de hoy.
Lamentablemente esta verdad clave no es comprendida a plenitud por algunos que,
poseyendo alto nivel de instrucción, pasan por alto el drama que enfrenta la
humanidad.
En
Cuba no se condena a la pena capital por el simple hecho de discrepar de
nuestras ideas, lo hacemos ante hechos probados de criminalidad manifiesta, de
acuerdo con leyes aprobadas por nuestra Asamblea Nacional. Esto es aceptado en
todo el mundo dentro de una guerra y lo que hay que entender es que Estados
Unidos ha desencadenado una bien prolongada y feroz contra Cuba y tenemos
derecho a defendernos.
El
Consejo de Estado tiene facultades para, si lo estima procedente, conmutar una
pena de muerte sustituyéndola por la de prisión también prevista por la ley.
No ejerció esta atribución el máximo organismo de nuestro Estado por las
razones apuntadas en detalle por Fidel en su intervención. Se trata de
terroristas criminales de antecedentes penales comunes que han puesto en peligro
la vida de decenas de personas retenidas como rehenes y creado las condiciones
propicias para un incidente que sirva de pretexto a Estados Unidos para una
escalada en su política agresiva contra Cuba. Hemos aplicado la única forma
culta de ejercer la violencia: el derecho, y tenemos fundamentos morales y
democráticos para hacerlo.
Algunos,
que califican de disidentes a vulgares delincuentes y criminales, no alcanzan a
comprender que las dramáticas situaciones creadas en el socialismo en el siglo
XX no pueden ser traspoladas a la Revolución cubana. Ellas condujeron a la
tragedia del llamado "socialismo real", que por no serlo, perdió toda
realidad. Esa no es nuestra historia.
Cuba
partió de otras raíces, latinoamericanas y caribeñas. Las ideas del
socialismo se asumieron sin sectarismo, sobre fundamentos universales. En
nuestra América, el "siglo de las luces" y la consigna de Libertad,
Igualdad y Fraternidad, se proyectaron a favor de todos los seres humanos sin
excepción y no de unos pocos. Acá, de este lado del Atlántico tuvo lugar en
el XIX, el "siglo de los fuegos", es decir, de las luchas por nuestra
independencia, y esos fuegos proyectan las luces que necesita el siglo XXI.
Pablo González Casanova las representa, en el plano intelectual, de una manera
muy sobresaliente como un moderno enciclopedista de los pobres.
Resulta
paradójico y a la vez dramático que la cúpula derechista que de manera
fraudulenta se hizo del poder en Estados Unidos esté promoviendo su política
guerrerista cuando ha desaparecido el mundo bipolar. Ellos que responsabilizaban
con la carrera armamentista a la Unión Soviética, hoy van por el mundo
buscando pretextos para continuar con esta industria del crimen.
Para
rechazar y superar a los canallas que escenificaron las acciones guerreristas en
los Balcanes, Afganistán y lo hacen hoy a la vista de todos en Irak, hay que
enfrentar culturalmente a la barbarie de la civilización moderna y superar sus
atrasos milenarios. Es necesaria una cultura superior como la que en su esencia
posee el pensamiento bolivariano, martiano y latinoamericano en general.
Contemplamos
con horror, los crímenes cometidos contra las torres gemelas y también la
reacción canallesca e hipócrita que frente a este hecho criminal ha
desencadenado la más alta oligarquía norteamericana esgrimiendo el peligro
terrorista como pretexto para sus acciones punitivas en cualquier ``oscuro rincón
del mundo''.
En
los tiempos anteriores a W. Bush, cuando el gobierno norteamericano no había
llegado a estos extremos, quizás se podría explicar que personas equivocadas o
confundidas por los grandes medios de comunicación e información no
comprendiesen a Cuba, pero con el ascenso al poder en el estado más poderoso
del mundo de estos bárbaros, quienes critican nuestra firmeza y decisión de
lucha más consecuente y radical están lindando, ya sea por dolo o culpa, con
el crimen.
Pretenden
enjuiciarnos partiendo del llamado pluripartidismo cuando en Cuba este sistema
fracasó y se hizo inoperante porque no supo ni pudo enfrentar la tiranía de
Batista, ni defender la independencia del país convertido en una neocolonia
yanki, murió antes de la Revolución. Pero es más, en otros países de América
y del mundo también anda en crisis profunda. Hay una quiebra radical de la
cultura pluripartidista o de democracia representativa que exige buscar nuevas
formas que garanticen una eficaz participación popular y que aseguren sus
derechos. Basta estudiar la realidad de algunos países en concreto.
Nuestro
sistema político tiene que ser analizado teniendo en cuenta los condicionantes
históricos, económicos y sociales que le han dado vida, emanado de la más
profunda revolución social de este continente y sobre estos fundamentos estamos
en disposición de explicar la legitimidad democrática que emana de la
Constitución de la República.
¿Y
cuál es la solución? Hay que sembrar ideas, sembrar conciencia acerca de los
gravísimos peligros que la actual política de la potencia hegemónica plantea
para los pueblos y hallar un camino radicalmente nuevo para enfrentar los desafíos
que tiene ante sí la humanidad.
Lo
ha dicho Fidel: las grandes crisis son las que en la historia facilitan las
grandes soluciones y ellas vienen por los movimientos de masas que están
teniendo lugar contra la guerra en todos los confines del planeta, incluyendo en
Estados Unidos, y en los grandes proyectos como el Foro de Porto Alegre, donde
se proclamó "Otro mundo mejor es posible".
Conscientes
de sus responsabilidades históricas, la intelectualidad cubana, sus creadores,
agrupados en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba han convocado a un
movimiento internacional contra la tiranía fascista que se nos pretende imponer
con alcance planetario. Esa es nuestra posición, la que defiende en su
esclarecido artículo Pablo González Casanova, y es la que representa los
genuinos intereses democráticos de la humanidad.
Los
más de seis mil millones de seres humanos que poblamos el planeta estamos
colocados ante la disyuntiva de HUMANIDAD
O MUERTE.
FUENTE:
Diario cubano “GRANMA”.