Lunes: Jun. 09, 2003
Secuestrador
de un avión niega acusaciones
CAYO
HUESO/FLORIDA/EEUU.
UN ALGUACIL lleva al cubano Adelmis Wilson González del Edificio Federal de Cayo Hueso a un centro de detención. Wilson sigue tras las rejas en el Condado de Monroe. |
El
sueño de Melkis González era bien preciso: llegar un día al hospital de Nueva
Gerona y preguntar por el ``doctor Wilson''.
De momento, no va a ser posible.
Entre otras razones porque el ''doctor Wilson'' --su hijo Adelmis Wilson
González-- está hoy tras las rejas en la cárcel del alguacil del Condado de
Monroe.
Wilson está acusado de secuestrar un Antonov-24 de Cubana de Aviación
desde la Isla de la Juventud (Cuba) hacia Cayo Hueso (Florida, EEUU), con una
atribulada escala de 14 horas en Ciudad de La Habana que incluyó un diálogo,
literalmente de sordos, con el gobernante Fidel Castro, que lo acusa de
``terrorista''.
A Adelmis, de 33 años, se le humedecen los ojos cuando recuerda el sueño
de su madre. Detrás de un cristal blindado de 5 milímetros de espesor, mira al
reportero, aprieta su mano derecha contra el vidrio y precisa: ``Siempre fue el
sueño de ella, ¿sabes? La vieja siempre vivió para todos nosotros y sé que
está sufriendo''.
En una conversación informal con El Nuevo Herald en dos etapas el fin de
semana pasado, la primera vez que habla de lo sucedido, refuta todas las
acusaciones en su contra.
''Yo tenía un propósito muy claro. Venir aquí en busca de libertad y no
había retroceso'', dijo Adelmis. No hay arrepentimiento. Lo único que lamenta
de la odisea es que sufrieron los 24 pasajeros y 7 tripulantes.
Es un tema que sus familiares no se cansan de repetir, en un intento
desesperado de convencer al mundo de que el joven no encaja con la imagen
oficial que se ha proyectado de él.
''Adelmis me ha dicho y repetido, y se lo creo porque lo conozco, que jamás
tuvo intención de dañar a los pasajeros'', dijo Benjamín Naranjo Luna, un
barcelonés de 30 años, quien hace seis conoció a la hermana de Adelmis, se
casó con ella y forjó una amistad con su cuñado.
''Prueba de ello es que jamás contempló la posibilidad de secuestrar el
avión con armas, sino que fabricó tres granadas de cerámica'', agregó
Naranjo Luna.
Adelmis reveló que una de las falsas granadas se rompió en el bolsillo y
terminó desechándola en el basurero de un baño del aeropuerto en Nueva
Gerona, antes de abordar el aparato.
Al secuestro del AN-24 lo antecedió el de un DC-3 que cubría la misma
ruta. Y lo precedió el de una embarcación que atravesaba la bahía de la
Habana.
El gobierno cubano sostuvo que los tres secuestros formaban parte de una
conspiración organizada en Estados Unidos, pero Adelmis insiste que el suyo fue
apenas impulsado por la necesidad apremiante de buscar una vida nueva para su
familia.
''Cuando vi que el DC-3 había llegado, me di cuenta que podía hacer lo
mismo. Ni siquiera se lo dije a mi esposa. Ella se enteró cuando íbamos a
viajar'', dijo, sin entrar en más detalles.
Al aterrizar en La Habana, pidió combustible para seguir a Estados Unidos,
e hizo dos demandas. Pidió leche para los niños a bordo y $250. Esto último
no se sabe para qué, pero la leche era para los menores, entre ellos su hijo.
En las 14 horas que permaneció detenido en la pista del aeropuerto José
Martí, las autoridades cubanas se enfrascaron en intensas negociaciones.
Llegaron, incluso, a apelar al jefe de la misión diplomática de Estados
Unidos, James Cason.
''Cason me advirtió que aquí me iban a recibir con dureza, pero nunca pensé
que fuera así'', lamentó el presunto secuestrador.
Durante las conversaciones, los negociadores cubanos echaron mano a un
recurso muy delicado. Llamaron al hermano de Adelmis, un abogado que trabaja en
una dependencia oficial y a quien Castro se refirió en un largo discurso sobre
el secuestro como ``una persona de confianza''.
El Nuevo Herald supo de varias fuentes que el hermano es un oficial del
Ministerio del Interior y que fue el último en dialogar con Adelmis antes del
despegue del avión.
'En los últimos minutos, Adelmis estaba dándole la mano a su hermano y un
oficial a su lado, celular en mano, le estaba diciendo a Castro al otro lado de
la línea: `se están dando la mano, se están despidiendo con afecto'. Sé que
al final, el hermano que quedó le deseó suerte'', dijo la fuente.
En el proceso, durante horas, hubo un momento en que Adelmis se arrepintió
de sus actos. Llevaban unas 10 a 12 horas negociando y él comenzó a llorar.
''En esos momentos su esposa le dio ánimo. Le dijo que habían llegado allí,
y había que continuar'', añadió la fuente.
Tras las rejas y lejos de sus aspiraciones, Adelmis recordó que el sueño
de su madre de que fuera médico nació el día que le comentó que quería ser
paramédico.
''Me mandaron al ejército, pero no me dejaron ser médico de los soldados.
Me pusieron a marchar de un lado a otro y de chofer de una compañía'', explicó
Adelmis.
Los Wilson González son tres hembras y dos varones. Todos de Guantánamo,
en la punta este de la isla y donde se asentaron sus ancestros jamaiquinos. Una
familia tan unida, que cuando Melkis decidió mudarse sola a la Isla de la
Juventud, su esposo Loreto Wilson Merquiades la siguió para no verse separado
de sus hijos.
Y allí se establecieron, trabajaron y se dedicaron a diversas profesiones:
arquitectos, constructores, economistas, abogados, bibliotecarios y hasta una
maestra sin formarse cuando, súbitamente, descubrieron por boca del
''Comandante'' que uno de ellos era un “connotado terrorista''.
''No sé ni qué decir a eso. ¿Qué te puedo decir?'', dijo Adelmis, de 33
años, el ''terrorista'', que según su familia y amigos más próximos, lo más
que hizo durante el secuestro que protagonizó a principios de abril fue
mantenerse inflexible en sus propósitos y echarse a llorar cuando se dio cuenta
de que no tenía marcha atrás.
NOTA DE ARGOS:
Nosotros expresamos con profunda tristeza este lamentable hecho, pero
aprovechamos para ratificar, en esta nota, la “labor” de desinformación
que nos tiene acostumbrado el diario miamense El Nuevo Herald… Esta desinformación
esta bien ARTICULADA y muy bien “dirigida” a los IGNORANTES que desean
mantenerle el juego, sin escrúpulos,
a los “mafiosos” de Miami, que son los únicos
que se benefician de estas tristes historias, porque historias como estas son
las que justifican las grandes sumas de dinero que estos elementos reciben del
gobierno de EEUU por dirigir la INDUSTRIA ANTICASTRISTA desde esta Ciudad de
Miami. Para nosotros todo esta claro, necesitan VICTIMAS, y aquí esta una de
ellas: ADELMIS WILSON GONZÁLEZ,
amparado, dicho por el mismo, por la “ASESINA LEY DE AJUSTE CUBANO”.
Llamo la atención sobre un párrafo que aparece en este articulo de lo que expreso la victima, porque
todo parece indicar que el que lo redacto se le fue inconscientemente: ''Cuando
vi que el DC-3 había llegado, me di cuenta que podía hacer lo mismo. Ni
siquiera se lo dije a mi esposa. Ella se enteró cuando íbamos a viajar'',
dijo, sin entrar en más detalles. (Quien lo manifestó?,
la victima)
ARGOS sigue insistiendo que mientras exista la ASESINA “LEY DE AJUSTE
CUBANO”, nuestro pueblo, nuestra gente, seguirá siendo victima de los “sagrados valores” de los que sin escrúpulos dirigen la política exterior de EEUU hacia Cuba.
Aquí esta bien expresado por parte de la VICTIMA…… “CUANDO VI QUE EL
DC-3 HABÍA LLEGADO, ME DI CUENTA QUE PODÍA HACER LO MISMO………………….”
Por favor, una sola pregunta: SI ESTO PUDIERAN HACERLO Y/O EXPRESARLO LOS DOMINICANOS, LOS HAITIANOS, LOS MEXICANOS, LOS LATINOAMERICANOS, ETC… que sucedería?...... Se imaginan un MEXICANO expresando esto mismo que manifestó el cubano ADELMIS WILSON GONZÁLEZ en una corte en Miami? (Fin de la cita).