El triunfo de la Revolución.

El asalto al cuartel de Moncada.

El 26 de julio de 1953, el doctor Fidel Castro, al mando de 165 hombres, lleva a cabo un audaz ataque al cuartel militar de Moncada, en Santiago de Cuba. Al parecer, la guarnición estaba al corriente del proyecto, y el ataque fue rechazado, aunque con gran pérdida de vidas. Días más tarde Fidel es apresado y condenado en un juicio en el que él mismo asumió su propia defensa, con el famoso alegato "La Historia me Absolverá", que era una dura crítica a la corrupción del régimen de Batista y exponía los motivos éticos que llevaron a este intento de levantamiento. Fidel, en compañía de otros de los sublevados, fue encarcelado en la isla de Pinos (hoy isla de la Juventud) con la condena de 15 años de cárcel. En marzo de 1954, Batista se encontraba en plena campaña electoral presentándose a la presidencia de Cuba, y en muestra de generosidad concede la amnistía política a Fidel Castro y sus compañeros, a quienes conmuta la sentencia de prisión por el destierro. Batista comete un error crucial al considerar que el joven Fidel ya no constituye ningún peligro.

El objetivo de Fidel Castro, que desde hacía tiempo estaba presente en el escenario de la oposición política al régimen de Batista (un año antes había tratado de ganar un escaño en el Congreso, pero Batista se las ingenió para cancelar las elecciones y dar su golpe de estado), habiéndose iniciado en los movimientos estudiantiles de protesta que por aquel entonces eran la principal cantera de disidencia y crítica del régimen, era provocar un levantamiento popular generalizado, y el frustrado ataque a uno de los cuarteles más fuertes del país debía haber sido el detonante. Aunque este suceso no surtiera de momento el efecto deseado, conmovió profundamente al pueblo cubano y contribuyó decisivamente a fomentar la creación de las circunstancias político-sociales que prepararían al país para el futuro levantamiento revolucionario.

Una vez liberados, Fidel funda el movimiento 26 de julio (M26), en una reunión celebrada antes de la partida hacia el destierro en México en la que se definen tanto los objetivos como la estructura de la organización: "el 26 de julio se integra sin odios contra nadie. No es un partido político sino un movimiento revolucionario; sus filas estarán abiertas para todos los cubanos que sinceramente deseen restablecer en Cuba la democracia política e implantar la justicia social." El M26 hereda el bagaje ideológico de las luchas independentistas del XIX.

Los últimos años del régimen de Batista.

Fulgencio Batista.

Batista triunfó en las elecciones de 1955 y restableció la Constitución, que él mismo suspendió a raíz del golpe militar, en un esfuerzo de conferir a su gobierno un mínimo de credibilidad que le permitiera obtener la estabilidad. Pero ello no fue posible en un país en el que el descontento de la población y la proliferación de grupos disidentes hacían imposible la estabilidad política. El estallido de un movimiento revolucionario en Matanzas y otros puntos de la isla obligó al gobierno a suspender nuevamente la Constitución y a someter a Cuba a gobierno militar. En 1957 y 1958 se convocan comicios con vistas a la renovación de la cámara de Representantes, el Senado y las Municipalidades, pero ya es tarde.

Como vimos en el capítulo anterior, al final del régimen de Batista Cuba era un país controlado económicamente por EE.UU, donde una pequeña minoría vivía en la opulencia mientras el resto, sobre todo la población rural, vivía en la extrema pobreza. El 25% de la población no sabía leer ni escribir y el paro entre los hombres era del 25%. El agua corriente, la electricidad, la asistencia sanitaria y la educación eran un lujo al alcance de pocos.

Llegó el Comandante y mandó a parar...

Durante su destierro en México, Fidel se preparó para los acontecimientos que se avecinaban. Viajó a Nueva York y Miami con el objetivo de recaudar fondos y obtener apoyo del extranjero. En este tiempo conoció a Ernesto Guevara, un joven argentino que se unió a la causa y se convirtió en uno de los personajes fundamentales de esta etapa histórica.

En noviembre de 1956, Castro, al mando de un grupo de 82 hombres que se habían estado entrenando duramente en México para este fin (entre ellos su hermano Raúl Castro y el Che), parten de México a bordo del Granma, un viejo yate en no demasiado buen estado, que después de un accidentado viaje les lleva a desembarcar el 2 de diciembre en el golfo de Guacayanabo, a 160 km. de Santiago de Cuba. Estaba previsto que el grupo llegara a Santiago a tiempo de apoyar el levantamiento que Frank País, también miembro del M-26, debía llevar a cabo. El retraso en la llegada del grupo de Fidel favoreció que la revuelta de País fuese aplastada sin mucha resistencia. Nada más desembarcar el grupo sufrió el ataque de la aviación y las tropas de Batista y fue drásticamente reducido a una veintena de supervivientes que lograron dispersarse y huir a las montañas. Estos supervivientes lograron hacerse fuertes en Sierra Maestra, con la ayuda de grupos de campesinos y algunos compañeros revolucionarios que se les unieron (entre ellos Vilma Espín, hoy esposa de Raúl castro).

El grupo, con el apoyo de la población campesina, se hizo fuerte en la difícil geografía de Sierra Maestra. Durante 1957 se llevaron a cabo numerosos ataques a puestos militares del ejército regular y actos de sabotaje destinados a mantener viva la llama de la revolución. Mientras tanto, en las zonas que iban ocupando, los guerrilleros construyeron escuelas y hospitales en beneficio de la población. En este tiempo crearon Radio Rebelde, una emisora de radio destinada a propagar los ideales revolucionarios. Castro se alió con los movimientos clandestinos de La Habana, la Junta Revolucionaria de Estudiantes y el Movimiento de Resistencia Cívica; era esencial obtener apoyo de los grandes centros urbanos, que constituían una importante base de apoyo logístico a la Revolución que se desarrollaba desde Sierra Maestra. A pesar de ello, la coordinación entre ambos medios no era perfecta como tampoco coincidían plenamente los objetivos inmediatos y la planificación estratégica.

En esta época inicial del proceso revolucionario Castro llevó a cabo una acción de propaganda magistral al introducir en su base a Herbert Matthews, periodista del New York Times que en sus reportajes mostró al mundo una visión idealizada y romántica de los guerrilleros cubanos y del propio Castro que les ganará muchas simpatías en todo el mundo.

Mientras tanto, como apuntábamos antes, sucedían en todo el país episodios que denotaban la antipatía que el pueblo sentía hacia el corrupto régimen de Batista. En marzo de 1957 un grupo de estudiantes asaltó el palacio presidencial, con la intención de acabar con la vida del dictador (al tiempo que otro grupo tomaba una emisora de radio para anunciar su muerte), ataque que finalmente fue rechazado, y en el que murió el presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios. En septiembre una sublevación de marinos y civiles en la base naval de Cienfuegos es brutalmente reprimida, con la intervención de la aviación. El 12 de marzo de 1958 Fidel Castro lanza un manifiesto en el que establece el inicio de la guerra total contra el régimen de Batista, que responde estableciendo el estado de emergencia nacional para conjurar la huelga general que los rebeldes tratan de provocar. La huelga, cuyo inicio estaba previsto para el 31 de marzo, fue un fracaso, reduciéndose a actos aislados de violencia que fueron prontamente reprimidos.

En julio de 1958, un batallón entero del ejército regular se rindió ante Castro tras un asedio de diez días: es el punto que empieza a inclinar la balanza: el ejército de Castro contaba en ese momento con unos 50.000 hombres, y atacó. El 21 de julio una docena de organizaciones revolucionarias, entre las que destacan el movimiento 26 de Julio y los seguidores de Prío Socarrás, firmaron en Venezuela el pacto de Caracas, en virtud del cual se creó el Frente Cívico Revolucionario. Castro dividió su ejército, avanzando él mismo hacia Santiago de Cuba, Raúl Castro hacia el norte de la provincia de oriente, Camilo Cienfuegos hacia Occidente y, la más decisiva jugada de la guerra, el comandante Ernesto Guevara conduce su columna a la sierra del Escambray, en el centro de la isla, con el objetivo de partir el país en dos partes aisladas entre sí.

Así vemos como en agosto arreciaron los combates en Oriente y en la provincia de Camagüey, y de ahí a las Villas, según avanzaban las columnas de los revolucionarios. El 11 de noviembre se inició el sitio de Santiago de Cuba, que caería poco después. El 26 de diciembre se apoderaron de Sancti Spiritus y dos días mas tarde el Che atacó Santa Clara, que cayó el 30: los restos del ejército de Batista quedaron desvertebrados y éste, consciente de la catástrofe, huyó hacia la República Dominicana en nochevieja (supuestamente con un botín de 300 millones de dólares que consiguió "rescatar").

La entrada en La Habana.

Discurso de Fidel a su entrada en La Habana.

Las columnas comandadas por Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos entraron en La Habana el día de año nuevo. Ese mismo día, Fidel Castro partió de Santiago de Cuba con sus guerrilleros para entrar triunfalmente una semana más tarde. Las multitudes aclamaron a este nuevo libertador de la patria con calurosas ovaciones. En el transcurso del primer discurso que Fidel pronuncia ante las multitudes con motivo de su entrada triunfal en La Habana, que se retransmite simultáneamente a medio millón de televisores repartidos por todo Cuba, se liberó una bandada de palomas blancas, una de las cuales fue a posarse en el hombro del comandante, presagio que los devotos de la santería interpretaron como un signo de los dioses, que habrían puesto su mano sobre él para liberar Cuba de la opresión que durante tantos años había sufrido...

Hasta los cubanos de Nueva York y Miami celebraron la victoria de Castro, a quien el embajador de Gran Bretaña calificó como "una mezcla de José Martí, Robin de los Bosques, Garibaldi y Jesucristo". Hasta EE.UU. veía positivamente los cambios que se estaban produciendo en esta nueva Cuba.

Castro se apoyaba mas en una praxis de la toma de poder que en una teoría política definida, pero es indudable que su ejemplo se extendió por todo el mundo y la aparición de movimientos guerrilleros en Latinoamérica y algunos países de Asia y África parecen parecen venir en su apoyo.