De la época dorada a la crisis actual.

La década de los 70.

El inicio de esta década es testigo de una Cuba con un régimen político consolidado y reforzado por el enorme apoyo que recibe de la URSS (a finales de la década de los 60 Cuba recibía la mitad de la ayuda que la URSS destinaba a los países subdesarrollados). Los soviéticos compraban el azúcar cubano a precios superiores a los de mercado, enviaban petróleo a precios muy inferiores a los marcados por la OPEP. Gracias a la ayuda soviética Cuba se convirtió en una de las fuerzas militares más poderosas de Latinoamérica, superando incluso a Brasil y México.

En esta década Fidel encabeza una serie de movimientos en defensa de los países no alineados, convirtiéndose en un verdadero líder de la defensa de los más débiles. Participa en Conferencias y Congresos, y viaja por Latinoamérica, China, Vietnam y África. El líder soviético de turno, Leonidas Breznev, confraterniza de lo mejor con Fidel, y juntos auguran, en 1974, con motivo de la visita de este a La habana, el triunfo del comunismo en un futuro cercano. Para terminar de rematar este verdadera época de oro de las relaciones internacionales, en 1975 la Organización de Estados Americanos (OEA) acaba revocando las sanciones que durante la década anterior había ido imponiendo a Cuba a causa principalmente del apoyo que esta prestaba a los movimientos revolucionarios en dichos países y de las constantes intrigas de EE.UU, y en breve vemos cómo numerosos estados Latinoamericanos restablecen sus relaciones diplomáticos con el Gobierno cubano.

Los logros en el ámbito económico y social evidenciaban plenamente el triunfo del programa revolucionario. Las enfermedades infecciosas fueron erradicadas, se redujo drásticamente la mortalidad infantil y se controló el crecimiento demográfico. El número de médicos cuadruplicó su proporción respecto a la población, y la asistencia sanitaria llegaba a todo el mundo sin coste alguno. Se mejoraron las vías de comunicación, se puso en marcha con éxito programas de construcción de viviendas a bajo precio y se erradicó el analfabetismo, incluso en las zonas rurales (que en tiempos de Batista alcanzaba una media del 41,7%).

En el ámbito político, aunque en este período es cuando más evidente se hace la asimilación del modelo soviético, Fidel mantiene su independencia, considerando a Cuba más como miembro de los países no alineados que perteneciendo al bloque socialista. En esta época dorada se producen las últimas grandes epopeyas del internacionalismo, con la intervención de un contingente de 200.000 soldados cubanos en Angola (1975), que acudieron en ayuda del Gobierno marxista SWAPO que atravesaba un período crítico, ya que Sudáfrica trataba de derrocar el régimen a través del apoyo que prestaba a los rebeldes de UNITA liderados por Jonás Savimbi (la intervención cubana y la derrota de los rebeldes contribuyó notablemente a debilitar al gobierno sudafricano y precipitó el fin del apartheid). Tres años más tarde, en 1878, Cuba manda sus tropas a Etiopía. Todavía hoy uno puede encontrarse con numerosos cubanos que participaron en dichas "misiones internacionalistas".

Castro confraterniza con los líderes izquierdistas que surgen en Latinoamérica, y celebra la revolución sandinista. En 1976 se proclama una nueva constitución, que una vez más reafirma a Fidel Castro en el poder como jefe de Estado indiscutido. Esta nueva constitución amplía las siete provincias en que hasta entonces se dividía Cuba a las quince que existen hoy en día. También en ese año se crean las Asambleas del Poder Popular, órganos gubernamentales cuyos miembros son electos democráticamente por el pueblo cubano y a los que se delega importantes áreas de poder en la administración del estado.

El declive de la economía cubana.

A principios de la década de los 80, Cuba comienza a dar signos de deterioro económico, ya que el nivel de vida empieza a bajar. El sistema sanitario, la educación y los servicios sociales poco a poco pierden algo de la gran eficacia de que gozaron en la década anterior, aunque no por ello siguen siendo los mejores de Latinoamérica. Uno de los factores clave que provoca esta situación es una gestión no siempre afortunada en la administración. Por un lado la asignación de puestos clave de la economía y la industria en manos de políticos (miembros del PCC), que no siempre estaban en posesión de la adecuada preparación para asumirlos, unido a la implantación del modelo económico soviético, modelo que finalmente resulta inadecuado en una sociedad como la cubana, que no tiene nada que ver con los pueblos de origen eslavo que habitan los países del área soviética. El intento de reducir el sistema de plantaciones y sustituirlo por una base económica más diversificada no llega a tener el éxito que era de esperar, y por otro lado no se hace nada por promocionar la industria turística, que es el mayor potencial de que en esos momentos dispone el país.

En 1980 se producen protestas entre la población, ante lo cual el Gobierno decide permitir abandonar el país a todos aquellos que lo deseen, medida que acaba con la emigración de 125000 cubanos al puerto de Mariel, lo cual provoca un auténtico problema en EE.UU. que ante tal avalancha se ve obligado a tomar medidas para el control de la inmigración.

Otro factor de inestabilidad lo constituye el bloqueo a que EE.UU. tiene sometida a Cuba y la creciente intensidad de las actividades subversivas llevadas a cabo por las organizaciones terroristas que proliferan en Miami al amparo de las autoridades, que ven con buenos ojos estas actividades con el fin de derribar el Gobierno de Castro. En 1985 se crea en Miami Radio Martí, emisora dedicada a "lavar el cerebro" de los cubanos haciéndoles ver Norteamérica como una especie de paraíso donde todo es abundancia y los dólares crecen en los árboles. A finales de la década la deuda contraída con la Unión Soviética es enorme y el Gobierno se ve obligado a recortar las raciones alimenticias que hasta entonces el Estado suministraba a la población a muy bajo coste.

Por otro lado, Cuba empieza a convertirse en objeto de numerosas críticas en el ámbito internacional debido a las supuestas violaciones de los derechos humanos que dispensa a los presos. La propaganda anticastrista y las presiones de EE.UU. provocan informes desfavorables por parte de Amnistía Internacional sobre este tema. La imagen de Cuba sufre un duro golpe cuando, en 1987, es procesado el general Arnaldo Ochoa, junto con un grupo de oficiales, por corrupción y tráfico de drogas, El general había recibido numerosas condecoraciones por su participación en las campañas de Angola, y gozaba de gran reputación en el país. El juicio fue televisado por la televisión cubana y el General reconoció los cargos que se le imputaban, y finalmente fue fusilado junto con el coronel Antonio de la Guardia y los capitanes Amado Padrón y Jorge Martínez. Los acusados se habían embolsado millones de dólares al permitir que traficantes colombianos utilizaran Cuba como escala en sus actividades. Ni que decir tiene que este hecho fue aprovechado por las asociaciones anticastristas para propalar todo tipo de fabulaciones tendentes a desacreditar el régimen de Castro.

El desmoronamiento del bloque soviético y el período especial..

  Al despuntar la década de los 90, Mijail Garbachov, que recientemente ha asumido el poder en la URSS, pone en marcha su política de apertura (glásnost). Se trata de aplicar a la economía soviética los principios del capitalismo y, como era de esperar, en un contexto que carece de las infraestructuras adecuadas para acomodar el nuevo sistema, el bloque soviético (cuyos miembros atravesaban desde hacía tiempo una profunda crisis) se desmorona como un castillo de naipes. Fidel desde un principio se muestra reacio a nada parecido a una perestroika en Cuba y recibe en su empeño el pleno apoyo del PCC. Esta firme decisión de seguir en el camino del socialismo seguramente salva a Cuba de seguir un camino parecido al de la URSS.

Cuando la URSS se desmorona (1991), este acontecimiento tiene un efecto devastador sobre la economía cubana. La URSS suministraba ayuda económica por valor de 6000 millones de dólares anuales, así como 1000 millones en ayuda militar, 10 millones de toneladas de petróleo (que según un acuerdo era cambiado por azúcar cubano). Además, Cuba importaba bienes de la URSS por un valor de 6000 millones de dólares. Todo este intercambio se interrumpe bruscamente en 1991. Cuba se ve de pronto obligada a vender el azúcar, su principal fuente de ingresos, a precio normal de mercado (no al precio inflado que pagaba la URSS). La repentina escasez de combustible paraliza la industria y el transporte. Por si todo esto fuera poco, la zafra de este año fue malísima.

A pesar de todas estas dificultades, el Gobierno sigue negándose a la adopción de medidas aperturistas, por lo que se ve obligado a adoptar una estrategia que garantice la supervivencia de la población y el país: es el famoso "Periodo Especial en Tiempo de Paz", que dura hasta nuestros días. Se reduce drásticamente el consumo de energía, la tracción animal sustituye a los vehículos en el campo y en el transporte. Las raciones alimentarias se reducen al extremo que apenas cubren las necesidades nutricionales mínimas de la población. Como medida suplementaria, el Gobierno importó millones de bicicletas chinas que repartió entre la población para mitigar el problema del transporte.

Cuba está desde entonces en una situación en la que todo parece desmoronarse y el tiempo se ha detenido: los edificios se deterioran y no hay medios para repararlos, los tendidos eléctricos y de teléfonos, el suministro de agua y de gas... todo está afectado por este periodo de escasez. Artículos que en otros países son de uso cotidiano, como pastillas de jabón o bombillas de alumbrado o sábanas para las camas, son aquí un bien preciado y escaso. (En esta misma página he hecho un estudio sobre el sistema de libretas de abastecimiento y precios y salarios en la actualidad).

Los primeros signos de apertura.

Estas circunstancias fuerzan al Gobierno cubano a adoptar una serie de medidas aperturistas que, si bien se inician tímidamente, van progresando de forma sostenida en lo que ha sido llamado por el mismo Gobierno como "Proceso de Rectificación de Errores", que supuestamente no es un "cambio" en la política socialista, sino una revisión de la misma a la luz de sus raíces, en el pensamiento de José Martí, y supone la detección de los errores que se han ido cometiendo durante las décadas pasadas para su corrección. Esta tendencia supone subsanar poco a poco el principal error que cometió el régimen cubano en las dos décadas posteriores a la Revolución: la adopción del método soviético, que en su terreno ha demostrado ser completamente inoperante (entonces no digamos en un ámbito cultural como el cubano, completamente distinto al soviético). El sistema soviético no era otra cosa que un injerto forzado en un ámbito que no le correspondía, y que termina por llevar a la Revolución a un callejón sin salida, que obliga de alguna manera a dar marcha atrás a la búsqueda de nuevos caminos.

Así vemos como en 1991 se levantan parte de las restricciones que pesaban en la regulación de viajes al extranjero, libera numerosos presos políticos, se amplía el margen de libertad de expresión hasta niveles antes nunca vistos. En materia de economía, se toma una medida que marca el inicio de la capitalización parcial de la economía: se permite a los agricultores establecerse por su cuenta y vender parte de su producción en mercados libres (los llamados mercados agropecuarios se crean en 1994). Esta medida también posibilita que la población tenga acceso más fácil a los alimentos, aunque este suplemento deba pagarse en precios mucho más caros de los que establece la libreta. En 1993 se legalizan las actividades comerciales particulares, y se crean licencias de trabajador autónomo para más de cien profesiones distintas: mecánicos, vendedores, peluqueros, taxistas, restauradores (las famosas paladares). No obstante, estas licencias se acompañan de medidas restrictivas para evitar el excesivo enriquecimiento para quienes las practican, y un nivel muy elevado de impuestos (la filosofía social de la Revolución no puede permitir la aparición de clases económicas acomodadas, pero por otra parte estas medidas tendentes a tolerar las prácticas económicas en régimen autónomo son necesarias para que sobreviva la economía del país: es por eso que en un intento de mantener los principios sociales se tomen medidas severas para evitar que el establecimiento como autónomo desemboque en la adquisición de niveles económicos muy superiores a la media, que significarían la aparición de clases sociales en base a los ingresos). Pero inevitablemente esta apertura desemboca en la creación de desigualdades sociales, que el Estado se ve incapaz de contrarrestar efectivamente. La promoción masiva de la industria turística, que en 1995 pasa a constituir la principal fuente de ingresos del país, agudiza esta situación, al surgir entre los cubanos infinidad de actividades tendentes a obtener ingresos directamente de los turistas. Casas de alquiler, taxis, guías turísticos, mercadillos de artesanos y un sinfín de actividades se suman a las que se iniciaron en 1991. Y hay un resurgir del jinterismo (versión cubana de la prostitución) enfocada al turismo, a pesar de los numerosos intentos des Estado para evitarlo. No obstante, la excesiva publicidad que se ha dado a este tema en el extranjero obedece más a un tópico potenciado por quienes pretenden desacreditar al régimen cubano, ya que este tipo de actividades está duramente sancionado y se disponen numerosos obstáculos, hasta el punto que una muchacha cubana puede ser detenida por el simple hecho de pasear en compañía de un turista.

Vista de un mercado agropecuario.

En busca de inversores.

De manera creciente Cuba ha estado buscando nuevos socios inversores, sobre todo en vistas a la formación de empresas mixtas, que se sitúan sobre todo en el ámbito del turismo. Principal atención a este respecto han merecido Canadá, México y los países europeos. Con estas medidas se pretende compensar la pérdida de los subsidios soviéticos y luchar contra el embargo estadounidense. Todos estos países están actualmente invirtiendo millones de dólares en Cuba, no sólo en la industria turística, también en las minas de níquel, las explotaciones petrolíferas y la producción de azúcar, entre otros.

Fidel Castro sigue dirigiendo los destinos de Cuba.

En 1993 se tomó una medida que significó un cambio importante en la economía del país: la legalización del dolar. Esto representó un factor decisivo en la creación de desigualdades, ya que la población quedó dividida entre aquellos que disponían de dólares y los que no. (Piénsese que aproximadamente la mitad de la población tiene parientes en el exterior que les ayudan económicamente). Una de las principales fuentes de ingresos en dólares proviene del mercado negro (actividades económicas ilegales) y el jineterismo, aparte de las aportaciones por parte de parientes residentes en el extranjero. Quienes disponen de dólares ven mejorar significativamente su nivel de vida dado que en las tiendas por dólares se puede encontrar de todo. El porcentaje de cubanos con acceso al dólar se estima en la actualidad alrededor del 50% en La Habana, aunque en algunas otras regiones baja hasta el 30%.

El embargo norteamericano ha Cuba se ha visto reforzado en la última década por la aprobación de la ley de Democracia Cubana en 1992 (la famosa ley Torricelli), y la ley Helms-Burton en 1995, que no son otra cosa que un intento descarado por terminar de hundir el régimen cubano. La ley torricelli causó gran escándalo en los ámbitos internacionales, sobre todo en Canadá y la Unión Europea, deteriorando las relaciones de estos paises con EE.UU. Desde entonces la comunidad internacional ha estado viendo cada vez con peores ojos la conducta de EE.UU. con respecto a Cuba. No sólo el Gobierno estadounidense se enfrenta a las presiones internacionales (en la última resolución de Naciones Unidas contra el bloqueo 167 países votaron condenando el bloqueo, 3 a favor y 3 se abstuvieron), sino que de forma creciente ejercen presiones las empresas nacionales que ven cómo todas esas absurdas leyes les privan de una excelente oportunidad de inversiones y expansión en Cuba.

La conducta de EE.UU. hacia Cuba en un primer momento tuvo lugar debido a que Cuba constituía una amenaza tanto estratégica como por los perjuicios que ocasionó a los intereses norteamericanos en Cuba, pero la amenaza estratégica hace tiempo ya que desapareció (tras la crisis de los misiles) y las nacionalizaciones y expropiaciones que llevó a término el Gobierno cubano (siempre en buena ley y en beneficio de su pueblo) ya han sido olvidadas. Tan sólo la actitud fanática e intransigente de los exiliados cubanos en Miami, que suman más de dos millones y que por tanto tienen enorme peso político (no olvidemos que el actual presidente de EE.UU. ganó las elecciones gracias a Miami), impide una reconciliación abierta con Cuba. Organizaciones terroristas que con un disfraz de legalidad amasan enormes fortunas provenientes del tráfico de drogas, el contrabando y la corrupción, como el caso de la organización Cubanoamericana, utilizan toda su influencia y poder para perpetuer esta situación que ya a nadie conviene sino a ellos, que pretenden hacer caer el régimen de castro para entrar en Cuba y apoderarse de sus valiosos recursos en beneficio propio. Tras el reciente fallecimiento de Jorge Mas Canosa, líder de la asociación Cubanoamericana, hubo un acercamiento entre Cuba y EE.UU, y en julio de 1998 se reanudaron los vuelos directos La Habana-Miami (suspendidos a raíz de la ley Torricelli).

La visita de Juan Pablo II marca un giro importante en la imagen internacional de Cuba.

1998 marca un cambio radical en la imagen internacional de Cuba, con motivo de la visita del Papa Juan Pablo II a la isla. Juan Pablo condenó enérgicamente el embargo estadounidense, que calificó de inaceptable. Tras esta jugada maestra de diplomacia internacional Cuba vuelve poco a poco a recuperar su papel como garante de los valores éticos y morales de los países pobres, como vemos en sus recientes intervenciones en la Conferencia Mundial contra el Racismo, en Durban.